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200 Candidatos para un solo puesto de trabajo: el de "zombi"




Que el mercado laboral no pasa por su mejor momento y que la tarea de buscar trabajo es ardua y difícil es algo de lo que pueden dar fe las 200 personas que se han postulado en Londres para convertirse en un "muerto viviente", un trabajo poco convencional que sin embargo ha suscitado mucho interés.
Tan curioso puesto de trabajo ha sido creado por el London Bridge, una de las principales atracciones turísticas de la capital británica que busca ahora "zombies... vivos o muertos".El salario que percibirá el aspirante seleccionado será de 30.000 libras anuales -34.500 euros, un poco por debajo del salario medio en el Reino Unido- y el elegido pasará los días "asustando a los visitantes" en las "espeluznantes catacumbas" que hay debajo del puente, según el anuncio de trabajo publicado por el London Bridge.Esta atracción turística es la que mayor número de "zombies" emplea de toda la ciudad -varias docenas-, aunque en anteriores convocatorias tan sólo se habían presentado unos 50 aspirantes de media, una cuarta parte de los interesados ahora.El responsable de la contratación de este nuevo "muerto viviente", James Kislingbury, explicó al "Evening Standard" que los candidatos deben "ser extrovertidos, tener ganas de divertir a la gente y estar en forma".Ciertos requisitos básicosEsta última condición se debe a que los "zombies" del London Bridge tienen que "ir persiguiendo a la gente por ahí, a veces con una motosierra", lo que obliga a cumplir ciertos requisitos físicos básicos.Kislingbury destacó que pese a lo que pueda parecer, los actores profesionales no tienen por qué ser los mejores "zombies", ya que "están más acostumbrados a recitar sus líneas a la audiencia que a interactuar con el público y asustarlo lo más posible".
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Cuerpo de Pajilleras del Hospicio de San Juan de Dios, de Málaga



En diciembre de 1840, se autorizaba la creación (merced a una especialísima dispensa del Obispo de Andalucía) del Cuerpo de Pajilleras del Hospicio de San Juan de Dios, de Málaga.
Las pajilleras de caridad (como se las empezó a denominar en toda la península) eran mujeres que, sin importar su aspecto físico o edad, prestaban consuelo con maniobras de masturbación a los numerosos soldados heridos en las batallas de la reciente guerra carlista española.
La autora de tan peculiar idea, había sido la Hermana Sor Ethel Sifuentes, una religiosa de cuarenta y cinco años que cumplía funciones de enfermera en el ya mencionado Hospicio. Sor Ethel había notado el mal talante, la ansiedad y la atmósfera saturada de testosterona en el pabellón de heridos del hospital. Decidió entonces poner manos a la obra y comenzó junto a algunas hermanas a "pajillear" a los robustos y viriles soldados sin hacer distingos de grado. Desde entonces, tanto a soldados como a oficiales, les tocaba su "pajilla" diaria. Los resultados fueron inmediatos. El clima emocional cambió radicalmente en el pabellón y los temperamentales hombres de armas volvieron a departir cortésmente entre sí, aún cuando en muchos casos, hubiesen militado en bandos opuestos.Al núcleo fundacional de hermanitas pajilleras, se sumaron voluntarias seculares, atraídas por el deseo de prestar tan abnegado servicio. A estas voluntarias, se les impuso (a fin de resguardar el pudor y las buenas costumbres) el uso estricto de un uniforme: una holgada hopalanda que ocultaba las formas femeniles y un velo de lino que embozaba el rostro.El éxito rotundo, se tradujo en la proliferación de diversos cuerpos de pajilleras por todo el territorio nacional, agrupadas bajo distintas asociaciones y modalidades. Surgieron de esta suerte, el Cuerpo de Palilleras de La Reina, Las Pajilleras del Socorro de Huelva, Las Esclavas de la Pajilla del Corazón de María y ya entrado el siglo XX, las Pajilleras de la Pasionaria que tanto auxilio habrían de brindarle a las tropas de la República.